viernes, 24 de marzo de 2017

Espacio público: ¿a mí quién me salva?

Debe ser difícil discriminar entre símbolo religioso y símbolo cultural, a mi por lo menos me lo parece. Como también que símbolos y rituales serían neutros en el espacio público. Lo que sí está claro y lo he criticado aquí mismo, es la invasión perenne de la iglesia católica en el espacio público: sin ir más lejos en el trato ventajoso en los medios públicos, sin contar con el oneroso trato fiscal recibido o su presencia en la educación e incluso en la sanidad.
Un trato injusto comparado con otra religiones presentes en nuestro país, sin contar con las personas no religiosas, agnósticas o directamente ateas que se ve que estamos faltos de opinión y valores. ¿Por qué deben estar protegidos por ley los sentimientos y creencias religiosas y en cambios no otros sentimientos o creencias? ¿Si un día voy a la esquina de un colegio religioso (concertado) les puedo chivar a los niños y niñas allí presentes que dios no existe y que la mayoría de sus padres no creen en dios ni en la iglesia católica? Sería lo justo ya que luego los jefes propietarios se meten en las cosas de mis opiniones de mi hijo, ese tierno infante.
Vuelvo a insistir con la asignatura en primero de primaria de “valores cívicos y sociales”. Para que los padres católicos puedan tener garantizado el derecho que les asiste a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, el resto de padres no debemos tener ese derecho, pues se acaba implementado una asignatura llamada religión por no decir catequesis católica. Para dar cabida a esta asignatura para los niños católicos el resto de niños tiene una asignatura alternativa a la religión, ahora llamada “valores cívicos y sociales” que está ahí solo para que los otros puedan tener su catequesis. Por cierto a mi nadie me ha preguntado por los valores y convicciones mías que quiero transmitir a mi hijo en las horas lectivas, si eso tiene sentido. Quizás a mi mujer sí y yo no me he enterado, estas cosas pasan en las mejores familias. Todo esto en uno de los mayores espacios públicos de una sociedad como la nuestra: la escuela pública.
Volviendo a la experiencias con mi hijo. Al vivir en Sants y fruto de las políticas sanitarias tanto de CiU como del PSC de externalización y conciertos sanitarios, si mi hijo tiene una urgencia tiene que ir a Sant Joan de Déu. Estaremos de acuerdo a que el nombre es religioso y que tiene vinculación con una organización católica, todo esto yendo por la sanidad pública. El logotipo tiene una cruz. ¿Se imaginan que pasaría si los niños tuviesen que ir a un centro de nombre musulmán con la media luna? No les digo ya si pudiésemos hacer un hospital infantil con hoces y martillos. De hecho este mismo centro gestiona el ambulatorio público donde tengo que llevar a mi hijo. Sinceramente hasta ahora no he llevado la cosa hasta más allá de que estoy en contra de las privatizaciones y conciertos y que siempre está por ahí la iglesia católica, pero ¿podría llevar a algún tribunal que el centro pediátrico público de mi hijo tenga un cruz cristiana? ¿Cómo se pondrían ABC y otros críticos del uso del velo?
Igual habrá que desmelenarse un poco para acabar con la tomadura de pelo, pero no ahí estamos, parece que el velo y lo musulmán se nos comen en nuestras sociedade europeas. La nuestra se declara aconfesional y pasan estas cosas que comento, pero en alguna otra a día de hoy la jefatura del estado se solapa con la jefatura religiosa de su iglesia cristiana, y no falta la visita del párroco local a la dirección política en el nivel que toque. Pero todo esto no es tradición y pasa por encima no ya del democratismo sino del mínimo liberalismo.
Epílogo: De todas formas no hace tanto tiempo que mujeres iban con velo (religioso) a su lugar de trabajo y no pasaba nada en hospitales y prisiones por ejemplo.

Publicado en Debate Callejero el 21/03/2017.

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